Alberto Pereda. Goodbye friend
Keywords:
obituarioAbstract
El día que falleciera Alberto me pidieron que dijera algunas palabras. La elección de mi persona, imagino, se debió a que, entre todos los presentes, yo era el amigo más viejo de Alberto. Sin embargo, como decía Salvador Puig, hay veces en que "las palabras no entienden lo que pasa" y lo que queda es el silencio y algunas lágrimas empecinadas. Estando allí, además, recordé uno de los relatos de Cortázar de la familia de la calle Humboldt. Esta peculiar familia tenía por costumbre concurrir a los velorios. Si en ellos veían un ambiente de jolgorio, en donde nadie lloraba al muerto, en forma ordenada, disciplinada, poco a poco y con los roles bien determinados, iban ocupando los lugares de los deudos: desde las lágrimas, el cortejo, el llevar el féretro, hasta la oración fúnebre. (...)