Las raíces de la conciencia.

Autores/as

  • Gilberto Koolhaas

Palabras clave:

comunicación preverbal, mutismo, transferencia, contratransferencia, caso clínico

Resumen

Para la antropología filosófica ex-sistir es la esencia de lo humano en el hombre. Este concepto excluye toda interpretación sustancial del cuerpo y de la conciencia. El hombre sólo puede ser entendido como corporeidad animada (Buytendiik). El cuerpo es, según Nietzsche, el hilo conductor del desarrollo de la existencia específicamente humana. Al considerar el fenómeno humano como la humanización del cuerpo animal, el evolucionismo adquiere nueva revelancia. Es que las características humanas se condicionan las unas a las otras: la marcha bípeda, la manualidad, el movimiento reflejado, la socialización, el lenguaje, la experiencia perceptiva de una realidad objetiva (Gehlen). Según los cálculos más recientes esta humanización se ha producido en el transcurso de aproximadamente un millón de años. Se inicia con la posición erecta (Straus) que libera la mano. La especialización de la manualidad origina un aumento de la masa encefálica, lo que a su vez es causa del parto prematuro. El niño humano, a diferencia de los Primates, tiene un año de vida fetal extrauterina y es sólo al final de este año que adquiere simultáneamente los tres rasgos humanos típicos: la marcha erecta, el manejo inteligente, el lenguaje (Portmann). Es decir, y ésta es nuestra tesis, es por tener un año de dependencia de otro cuerpo que el cuerpo humano adquiere la fonction du réel. Es por la pérdida de la fonction du réel en el neurótico que Freud descubre la evolución de la relación con la realidad. Freud descubre esta evolución al formular dos principios, dos procesos, dos sistemas: el sistema inconsciente donde no hay negación y el sistema consciente. Lo inconsciente es la fantasía inconsciente del cuerpo (Isaacs). La fantasía inconsciente del cuerpo del lactante establece una identidad de percepción, el proceso primario, con el cuerpo materno mediante disociación, negación, idealización Melanie Klein). Esta identificación proyectiva proceso primario) se transforma en identificación reflexiva (proceso secundario) en el correr del primer año al llegar a disponer el cuerpo, por evolución neurobiológica del sistema sensomotriz, de una experiencia kinestésica Por la negación de la identidad con el cuerpo materno surge la reflexividad del cuerpo propio, esto es, la experiencia del cuerpo como mío. La conciencia surge al transformarse el proceso primario en secundario, el cual según la definición de Freud establece una identidad del pensar alcanzado por el camino de la experiencia motriz. El camino se origina con el caminar. El camino expresa el fenómeno humano: el de tener el cuerpo un saber reflexivo de si mismo por diferenciarse del otro cuerpo en el encuentro. Después de un año, al adquirir el niño la locomoción bípeda, se levanta y se encuentra con la madre. Durante un año el cuerpo infantil es transportado por la madre. Cuando se levanta, al adquirir la locomoción, "levanta" (negación dialéctica) esta relación con la madre. Es ahora que puede transponerse en el lugar de ella. La experiencia perceptiva del Otro difiere esencialmente de la experiencia perceptiva de la Cosa; se realiza mediante una transposición aperceptiva. Al ver el Otro me hago presente "a-presentar" el lugar del Otro. Mi aquí me es dado al diferenciarlo del allá del Otro. El semejante es un prójimo porque se abre un espacio de cercanía al diferenciarse un aquí y allá en "el camino de la experiencia motriz". Las direcciones espaciales se establecen en el encuentro: arriba-abajo, por el levantarse; cerca-lejos, por la transposición aperceptiva; izquierda-derecha, porque el transponerse en el allá del Otro implica un tornarse. El prójimo es un contemporáneo porque en el encuentro se extiende lo con-temporáneo: presente, futuro, pasado. Al mirar al Otro veo un mirar-me. El anticipar del mirar desde allá mi aquí es "al mismo tiempo" reflexionar. Sólo puedo volver a mí en cuanto me he adelantado a mí mismo. La temporalización original es simultáneamente el adelantarse a sí mismo y volver sobre sí mismo. Es porque el origen de la conciencia se encuentra en "el camino de la experiencia motriz" que se descubren Cuerpo-Madre-Tierra como raíces de la conciencia. Al levantarse el cuerpo sobre la tierra levantando la relación primaria con la madre surge la conciencia como mediatización de estos tres datos inmediatos. "La tierra como suelo constituye recién el sentido de todo movimiento y reposo" (Husserl) Recién al levantarse sobre la tierra puede el cuerpo organizar la experiencia motriz, al diferenciarse del cuerpo materno mediante las kinestesias de un caminar virtual. La organización de la experiencia kinestésica en el encuentro es constitutiva para la experiencia perceptiva de la cosa. La visión de la cosa es una operación de síntesis, síntesis de los aspectos presentes y de los aspectos invisibles a-presentados. La conciencia realiza esta síntesis al imaginarse los puntos de vista de los otros. Por a-sistir a la visión del Otro, ex-siste el cuerpo propio en las tres direcciones temporales, y este ex-sistir es constitutivo de la experiencia perceptiva de la cosa. El cuerpo temporaliza la presencia señalada de la cosa a mano, el horizonte de aspec-tos dados en pre-visión y el horizonte de puntos de vista dado en un re-paso de ellos desde mi punto de vista, mi situación. El esquema corporal no es la representación del cuerpo, sino la temporalización corporal. La fonction du réel del cuerpo es el temporalizarse, al esquematizar, poner en esquema las kinestesias de previsión y de repaso en la copresencia de la cosa a mano. "La condición del juicio de realidad es la presencia de experiencia del cuerpo propio, de sensaciones e imágenes de movimiento" (Freud). La conciencia, la experiencia de presencia surge con el levantarse corporal por ser este el acontecer doble: 1) de la experiencia del movimiento como propio, por separarse el niño de la madre; 2) de la experiencia de identidad del movimiento en sus diferentes direcciones por extenderse el cuerpo levantado entre pre-visión, presencia a mano, re-paso. El encuentro es constitutivo de la reflexividad del esquema corporal. La reflexividad recién crea la posibilidad de mostrar, de señalarse mutuamente la misma cosa. En el señalar se expresa la co-presencia de los contemporáneos. Al ver yo el índice del Otro asisto a la visión del Otro y así experimento la participación de un mundo en común. La participación se expresa. La expresión se transmite. El lenguaje gestual y vocal comienzan ambos con la posición levantada. "Cerrados los ojos se alucina, y apenas abiertos se piensa en palabras", dice Freud al referirse a la transición entre sueño y vigilia durante el adormecerse. Es que las palabras recién abren los ojos porque abren el espacio mediante el cual las cosas se vuelven visibles. La palabra expresa la comunicación de las direcciones existenciales mías y del Otro. Mediante la palabra se comunican entonces las direcciones en las cuales la cosa es vista. Los aspectos de la cosa se significan los unos a los otros, por lo cual la cosa es identificada como tal en la variedad de sus aspectos. Por el encuentro surge El Camino, El Tiempo, El Lenguaje. La situación humana es la de Edipo. Edipo se enfrenta con el enigma. El enigma nombra el destino humano, el que es ser un camino entre Madre y Tierra, nacimiento y muerte. El hombre contesta al enigma al estar entre la angustia original y la an-gustia del fin. La historia surge en la contestación. La historia humana está escrita por el cuerpo humano: el de Edipo, el de Narciso, el de Eros. La angustia original origina el fracaso del encuentro y Narciso se hunde en el sueño al mirarse. La angustia del fin de-fine el encuentro. La revelación de la muerte despierta a Eros. Thanatos y Eros, lejos de ser un combate mitológico entre dos instintos, nombran el diálogo al cual pertenece el hombre. La muerte es una pregunta. El amor es una contestación.

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Publicado

1961-01-01

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