Algo sobre Enrique Pichon Rivière
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Pichon RivièreResumen
Durante un largo período Pichon se dedicó al estudio de una figura a la que admiró: Isidore Ducasse, el conde de Lautréamont atendiendo sobre todo a lo siniestro en su vida y en su obra. Esto siniestro va a rozar también a los que las estudian, lo cual fue advertido por el poeta: el carácter satánico de su obra podía ser fatal aun para sus lectores. En efecto, el misterio, la locura y la muerte rondan la vida de Lautréamont y también la de quienes se acercan a él, y lo que concierne a su realidad desaparece como por arte de magia. Por ejemplo, todo retrato y aun su osamenta. Pichon, en cambio, nos enseña que debemos procurar lo demoníaco en nosotros mismos, que constituye el patrimonio de nuestro inconciente y que el origen de lo siniestro debe ser buscado en el libre juego de nuestra fantasía. A la vez, apunta a señalar el valor creativo de la locura. (...)