Del cuaderno de notas
Palabras clave:
quejaResumen
La queja es una institución conservadora. Por eso el quejoso elige (o elegimos todos para nuestro lado quejoso) interlocutores dispuestos a una receptividad confirmatoria. Si el interlocutor muestra que hay vías para modificar la situación o los vínculos en los cuales se apoyan las quejas, será desoído, o levantará protestas, o se le buscará un sustituto total o parcial (es decir, en este último caso, sólo para las quejas). Ya que a través de esa devolución, el sujeto quejoso se siente amenazado. Si el interlocutor es el psicoanalista, quedará enfrentado al Proteo de las resistencias. Valdría la pena seguir estas consideraciones en el pasaje al ámbito de la psicología colectiva, donde los efectos se multiplican. De pronto se observa —para mencionar un solo ejemplo que no pretende ser novedoso— cómo los individuos se mantienen progresistas, a condición de clivar sus aspectos conservadores, de los cuales hacen depositaria a la institución que los nuclea. (...)