La posición depresiva en el análisis de un niño
Palabras clave:
posición depresiva, reparación, posición esquizoparanoide, psicoanálisis de niños, material clinicoResumen
Hemos tornado como ejemplo el material del análisis de un niño de 7 años para observar las vicisitudes por las que tiene que pasar el individuo hasta conseguir la elaboración de la etapa depresiva, tan importante como signo de maduración. En la primera parte se hace una rápida revisión de lo que la escuela inglesa entiende por posición depresiva, y de cómo este concepto partió del estudio que sobre el duelo y la melancolía hizo Freud en el año 1913. Se destaca, además, cómo en el curso del tratamiento analítico se repiten ésta y las demás etapas que constituyen el desarrollo emocional del niño. Se transcriben luego los datos biográficos del niño en cuestión, entre los que se destacan como síntomas: el retardo en el lenguaje, las dificultades en el aprendizaje y en el contacto con el mundo externo. De acuerdo a lo observado en el curso del tratamiento, estos síntomas se explican como expresión de su incapacidad reparatoria. También se destaca la vivencia de una situación de persecución que se traducía por el temor a los marcos de las puertas, la actitud agresiva hacia el medio externo, el rechazo recíproco de madre e hijo y el rápido contacto que estableció con su analista. Esto último traducía la necesidad de una figura buena. Se transcriben fragmentos del análisis de este niño donde se ve muy claramente, en una primera etapa, su angustia persecutoria haciendo una marcada división de objeto. Se siente muy amenazado por las religiosas de la escuela a la que concurre, y muy protegido por la analista idealizada. Más tarde, con motivo de un embarazo de esta última, el niño teme perderla, la introyecta tomando una actitud femenina. Se produce así en su mundo interno la unión entre sus objetos bueno y malo. En esta forma entra en la fase depresiva. Pero el nacimiento del niño incrementó su odio, teniendo que recurrir nuevamente a la división de objeto por incapacidad de reparar. Se defendía en las sesiones con una actitud omnipotente, hasta que en virtud de la relación analítica, se sintió capaz de conservar dentro de sí el objeto bueno interno y paralelamente el objeto bueno externo. Esto le proporcionó la disposición para vivir estados depresivos y elaborarlos, consiguiendo de este modo un progreso evidente en la resolución de sus conflictos.